Las aspiraciones profesionales de la Generación Z: creencias y paradojas

Si la crisis derivada del COVID ha puesto en entredicho los planes de carrera del 22% de los encuestados, estos últimos no parecen haberse asustado por la seguridad que podría darles su futuro empleo. De hecho, menos de una décima parte afirma que ésta sería su prioridad.

El estudio que presentamos a continuación se basa en una encuesta realizada a 132 personas de entre 18 y 25 años.

Cuando la flexibilidad es la palabra clave

Un trabajo versátil que se adapte a sus horarios es lo que quiere la generación joven de hoy. La novedad del teletrabajo, una organización reciente y generalizada de la actividad tras la pandemia, permite el tipo de equilibrio entre vida y trabajo al que aspira esta generación. De hecho, el 42% espera combinar su pasión, su vida social y emocional con su trabajo. Además, más de la mitad de los encuestados cree que el teletrabajo debe continuar, lo que les permite una flexibilidad organizativa que se considera muy importante, incluso esencial en el 86% de los casos.

Aunque se niegan a aceptar la limitación de los horarios de trabajo impuestos, los jóvenes entrevistados no son menos conscientes de las exigencias profesionales que se esperan de ellos. A la pregunta sobre el “Feierabend” en Alemania (no responder a una llamada de trabajo después de las 5 de la tarde), el 52% está a favor si las circunstancias son las adecuadas y el 12% encuentra el concepto ridículo.

Sin embargo, parece surgir una paradoja: aunque la generación Z parece querer favorecer el teletrabajo parcial, el ambiente de trabajo en su futura empresa, generalmente observable en la oficina, es “lo más importante” para el 46% de los encuestados. ¿Podemos considerar entonces que el ambiente de trabajo tiende a ser apreciado de manera diferente por esta generación? ¿La fluidez de los intercambios y la calidad relacional necesarias para el buen funcionamiento del teletrabajo podrían constituir una aprehensión diferente del clima social en las empresas?

Un trabajo al servicio de los compromisos

Si la crisis covídica ha puesto en entredicho los planes de carrera del 22% de los encuestados, estos últimos no parecen haberse asustado por la seguridad que podría darles su futuro empleo. De hecho, menos de una décima parte afirma que ésta sería su prioridad.

Asimismo, los compromisos de la Generación Z son similares a las demandas prepandémicas: la inclusión, la equidad y la ecología aparecen como principales prioridades para el 88% de los encuestados. De hecho, esto ya se constató en un hallazgo del blog de Wizbii en 2016. En la misma línea, la organización interna horizontal de la empresa es favorecida por el 60%.

Además, los encuestados aspiran a un trabajo significativo que realizarían dentro de una estructura comprometida. Por tanto, las asociaciones son esenciales para el 40%. La remuneración parece quedar relegada (17%) en favor de las perspectivas de carrera.

Una paradoja ecológica: ¿cuándo harán las empresas lo suficiente?

Está claro que el cambio climático está en el centro de las preocupaciones de las generaciones más jóvenes: el grupo de edad de 18/24 años es el que más votó al candidato ecologista Yannick Jadot en la primera vuelta de las elecciones presidenciales de 2022. De hecho, el 6,6% de ellos le votó, frente a sólo el 3,8% de los jóvenes de 25 a 34 años. Sin embargo, sólo el 21% considera que la ética de su futura empresa es lo más importante.

Además, el 74% estaría muy interesado en trabajar a nivel internacional. ¿Se trata de nuevo de una pequeña paradoja? ¿Esta generación aspira a colaborar a distancia o a viajar físicamente por los distintos países de su empresa? Como el transporte aéreo es especialmente contaminante, cabe preguntarse si sus ambiciones ecológicas y sus planes profesionales son compatibles.

Cuando se les pregunta sobre la ecología en las empresas y la práctica del “greenwashing”, sólo el 1,5% de los encuestados cree que este último no existe y que las empresas pueden comprometerse realmente con el planeta. Por otro lado, casi tres cuartas partes de ellos afirman que sólo es una herramienta de marketing y que no se está haciendo ningún progreso real.

A pesar de verse obligadas por las políticas de RSC y las recientes leyes (sobre todo la Ley del Clima y la Resiliencia de Emmanuel Macron en 2021) y de implantar el teletrabajo o la Oficina Flexible que son fundamentalmente menos contaminantes, las empresas no convencen: el 71% de los jóvenes de 18 a 24 años cree que solo se comprometen con el medio ambiente por su imagen. Los avances jurídicos que se observan no parecen responder a sus expectativas. De hecho, podría ser que las generaciones se enfrenten al tema de la ecología con una sensibilidad diferente ligada a sus experiencias vitales. Las prioridades (crisis económica, clima, poder adquisitivo, etc.) no parecen ser las mismas para todos. ¿Es esta insatisfacción el resultado de un cambio de valores o caracteriza a una juventud demasiado codiciosa?

Entonces, ¿la Generación Z pide demasiado? Entre el compromiso personal y la prioridad profesional, ¿están realmente preparados para hacer coincidir sus ambiciones con sus convicciones? ¿Qué vías se pueden aprovechar para terminar los objetivos?

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